Tras el desayuno, viaje en tren a Jaffna.

Bastión de las tradiciones hindúes, el arte y la ética creativa, Jaffna acoge al visitante sin contemplaciones. Es la frontera absoluta del norte de Sri Lanka. Es cautivadora y ofrece la oportunidad de visitar una región que sale de más de tres décadas de aislamiento y guerra civil.

Por la tarde, le recomendamos que explore algunos de los lugares más destacados durante la visita a la ciudad.

Visite la biblioteca pública de Jaffna, un icono histórico que en su día reservó más de cien mil libros, incluida literatura primitiva de distinguidos eruditos. La biblioteca fue calificada como la mayor de Asia antes de ser horriblemente incendiada durante los primeros años de la guerra.

A continuación, se pasa por el estadio Doreappa, que lleva el nombre del antiguo alcalde de Jaffna, y luego por el Fuerte Holandés de Jaffna, una de las estructuras coloniales construidas por los holandeses que mejor se conservan en Sri Lanka. El fuerte es sin duda el más pintoresco, con vistas a la calzada de Kayts y la laguna como telón de fondo.

Durante muchos años, el Nallur Kovil ha sido un epítome para los hindúes y una encarnación para otras religiones. La dotación del Kovil es un importante legado para la población del Norte. El festival de Nallur, el más largo de Sri Lanka, se celebra anualmente en agosto y dura casi un mes, con desfiles de danzas, tambores y tradiciones.

A la sombra de los árboles Palmyrah y extendido por un territorio masivo Kantarodai se encuentra el Templo Kadurugoda, que es una antigua ruina, así como un lugar arqueológico.

Consejo: No olvide probar el famoso curry de cangrejo de Jaffna.

Pasar la noche.